Métodos para prevenir el pie diabético
La presencia de problemas circulatorios que conducen a una disminución del flujo sanguíneo es el síntoma principal del pie diabético. Acá, todo lo que tenés que saber para prevenirlo.
por Medios
De no ser controlado adecuadamente, el elevado nivel de glucosa en sangre propio de la diabetes puede provocar, el daño progresivo de los nervios y los vasos sanguíneos de los miembros inferiores que puede derivar en severas complicaciones para la salud, como el llamado pié diabético.
En el pie diabético actúan básicamente dos factores que se potencian entre sí. Por un lado, la disminución de la sensibilidad en los miembros inferiores, denominada neuropatía diabética, que favorece la aparición de lesiones. Por otro lado, la presencia de problemas circulatorios que conducen a una disminución del flujo sanguíneo, denominada enfermedad vascular periférica o pie isquémico, que dificulta la correcta cicatrización y curación de las heridas.
De este modo, una simple ampolla causada por un calzado inapropiado, un corte o una raspadura, al no ser advertidas y, por ello mismo, tratadas adecuadamente, pueden derivar en una infección que termine amenazando la integridad física del paciente. "El pie diabético es el responsable de más del 50 por ciento de las amputaciones no traumáticas. Toda lesión, sobre todo en el paciente con pie diabético, demora mucho tiempo en cicatrizar, por lo que es mayor la posibilidad de infección y por lo tanto mayor también la probabilidad de amputaciones", afirma la doctora Marta Calvagno, miembro del Servicio de nutrición del hospital Tornú.
Se estima que entre un 15 y un 25% de los pacientes diabéticos desarrollarán lesiones, denominadas úlceras de pie diabético, en algún momento de su vida, de los cuales un 10 a un 30% terminará sufriendo una amputación en sus miembros inferiores. La importancia del cuidado de los pies en los pacientes diabéticos es, por ello mismo, de vital importancia.
Afortunadamente, muchas de las complicaciones pueden ser evitadas a partir de medidas sencillas de prevención.
En primer lugar, se recomienda a la población en general la realización de chequeos médicos periódicos. Según estimaciones recientes, 2 millones de personas padecen diabetes en la Argentina, de las cuales unas 600.000 lo desconocen aún cuando estén padeciendo algún tipo de trastorno relacionado con esta enfermedad.
En el caso de los pacientes diabéticos diagnosticados, los cuidados básicos que pueden realizar sin interrumpir el desarrollo de su vida cotidiana implican: revisarse los pies diariamente con el fin de identificar la posible aparición de ampollas, cortaduras, enrojecimientos o callosidades, lavarse cuidadosamente los pies con agua tibia y luego secarlos completamente, especialmente entre los dedos y, en caso de notar resequedad en la piel, colocarse crema humectante, evitando hacerlo entre los dedos.
En cuanto a las uñas de los pies, estas deben ser cortadas preferentemente una vez por semana, siguiendo el contorno del dedo y procurando no dejarlas demasiado cortas, limándolas luego con una lima de cartón. Las callosidades también deben ser limadas con una lima de cartón o con una piedra pómez, luego del baño, y siempre de un modo suave y cuidadoso.
Se aconseja, además, la utilización permanente de calzado incluso en el hogar, como por ejemplo pantuflas, así como el uso de medias para evitar la aparición de ampollas, procurando que no ejerzan demasiada presión por debajo de las rodillas. Y, ante cualquier problema observado en los pies, consultar inmediatamente al médico, quien evaluará la situación y podrá solicitar, de ser necesario, la concurrencia a un podiatra.
En cuanto al tratamiento de las lesiones, en los últimos años ha surgido una gran cantidad de herramientas dirigidas a curar de manera rápida y selectiva las heridas. Entre ellas se encuentra el denominado factor de crecimiento epidérmico, tratamiento a través del cual se ha logrado disminuir de modo significativo la gravedad de las lesiones debido al estímulo que produce tanto en la formación de tejido como en la formación de nuevos vasos sanguíneos.
Fuente La Nación
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